En un rincón de un patio fresco y ameno, que alegran y perfuman aves y flores, una niña morena, que tiene amores, duerme, puestas las manos sobre su seno. Sueña, y al grato hechizo de cuanto mira a través de la bruma de lo soñado, se dilata su seno blanco y rosado, y su boca de grana se abre y suspira. Luz del alma ilumina su rostro hermoso: (...)